martes, 30 de noviembre de 2010

Remedio para Melancólicos. El Detalle Implícito (Armando Parraguez)

Hablar de detalles implícitos en las obras de Bradbury es algo totalmente abordable y signo de interés en el lector, sus mundos ficticios, colonos terrestres en Marte, futuro con libros prohibidos, etc. Obras producto quizá de que En su niñez, Bradbury fue muy propenso a las pesadillas y horribles fantasías, que acabó por plasmar en sus relatos muchos años después.(http://www.literareafantastica.com.ar, Biografía Bradbury Ray) hacen de esto un tema recurrente, pero hablar de sexo implícito en uno de los cuentos del mismo ya suena un tanto extraño.
Seguidor de Poe y de su temática fantástica, pero mas tecnológica que psicológica, Bradbury nos deja entrever aquella relación entre “sanación” y “sexo” que tanto se da contemporáneamente, (marcado por la juventud de vida rápida y la invasión de estilos musicales que propagan y difunden el tema sexual como creación principal) en el cuento “Remedio para melancólicos” del libro del mismo nombre publicado en 1960.
Camila, que sufre una extraña enfermedad es trasladada fuera por su familia con motivo que la gente dé sus pociones, recetas y pronósticos por y sobre la joven que yacía en sus aposentos. Tanto es el vendaval de gente que la familia Wilkes comienza a cobrar a cada uno por sus palabras. Estos pagan, claro, con el afán de ser escuchados.
“Si – dijo la señora Wilkes - Esposas, maridos, hijos, todos hacen oídos sordos, nadie escucha a nadie. Por eso pagan de buen grado a quien los escucha.” (Bradbury R. pág. 6 del cuento “Remedio para melancólicos” Editorial Gradifco).
Comparando esta estrofa con lo hecho por Bradbury en su novela Farenheit 451, encontramos la relación entre las dos en esa especie de profeta en serie que es Bradbury, un Nostradamus actual pronosticando las conductas futuras de la sociedad humana años antes en sus textos, las que pronto tomarían forma en la realidad.
“En 1953 Bradbury escribía Fahrenheit 451, 56 años después la ficción se amalgama con la realidad y ya no se puede distinguir entre una y otra. Bradbury anunció desde una ficción apocalíptica, una realidad de muertes, soledades, aislamientos, desmemorias, incultura e insociable” (http://www.buenastareas.com, E. Botazzi, Ensayos, ensayo sobre Farenheit 451).
Es decir, en el cuento y en la novela se profetiza, años antes, una conducta la cual la sociedad asume luego.
El barrendero que incita a la familia a dejar a Camila a la intemperie durante la noche para que el plenilunio y la improvisada noche de San Bosco dieran su luz en ella y mejorara, es el mismo caballero bien vestido, de rostro hermoso y ojos azules que se acerca, conversa y comparte lecho con Camila a media noche, en cuanto la luz de la luna reposó sobre la dama.

El método de sanación no se vislumbra por ningún lado y menos con el final
-Pero  ¿cual será el remedio? dijo Camila.
El remedio -dijo el hombre-. Y el remedio es este...
En alguna parte, los gallos cantaban. Un zapato, lanzado desde una ventana, pasó por encima de ellos y golpeó una cerca. Después todo fue silencio, y luna...” (Bradbury R. pág. 11 del cuento “Remedio para melancólicos” Editorial Gradifco).
El zapato desde la ventana viene en respuesta al ruido característico en una relación pasional y mas aún si fue al aire libre, ¿que luego todo quedó en silencio? es mas que obvio.
Al día siguiente el padre dice al verla “-¡No, mujer, mira! ¡Vive! Tiene rosas en las mejillas. No, más que rosas. Duraznos, ¡cerezas! Mírala cómo resplandece, ¡toda blanca y rosada!” (Bradbury R. pág. 12 de 12 del cuento “Remedio para melancólicos” Editorial Gradifco). Aludiendo metafóricamente al estado corporal y facial que adquieren las facciones luego de una relación sexual satisfactoria. Luego de esto los padres bailan alegres sin saber porque, solo lo hacen por petición de Camila, que no quiere preguntas ni entrevistas de cómo fue su “proceso de sanación”.
El poeta José Luis García Martin escribe, incluso, un poema con el mismo nombre, dando cuenta la presencia sexual en el texto. Las figuras presentes en el poema, en contraposición con la creación de Bradbury,  son totalmente explicitas y muestran sin rodeos el mismo proceso que Bosco ocupó con Camila.
Comienza “Cuando me veas deprimido, ansioso, malhumorado, todo lo que tienes que hacer es quitarte la ropa, y entonces brilla el sol y se revela el secreto: que somos carne y respiramos y estamos cerca el uno del otro.” Y finaliza “el dolor, el sin sentimiento, el asco, son nimiedades que nada tienen que ver con la vida. Cuando me veas agonizante, quítate la ropa. Aunque estuviera muerto resucitaría.” (http://www.poemasde.net, José Luis García Martin, Remedio para melancólicos poema).
Imagen alusiva a la depresión, angustia, tristeza y decepción representadas en la persona de Camila, quien antes de la muerte inminente “revive” después de ir “A Bordo del Tren Placer”.
Nuevamente, a raíz de todo lo expuesto, vemos la notoria presencia del sexo en este juego casi cómico planteado por al autor como la cura de todos los males, y una clara profecía Bradburyana: la de una sociedad fugaz, deprimida y suicida, sociedad enmascarada en Camila, llena de complicaciones y problemas que ellos mismos se causan, sociedad que busca la salida a su angustia y sus arrebatos en noches de luna llena, con la excusa de sanar con algún Bosco o Bosca según el caso, para tener un tema de conversación en la semana y olvidar por un tiempo su pobre existencia, para luego volver a coger el vaso y con muy poca conciencia y si con mucho instinto beber muy a menudo la pócima de Camila, o el Remedio para Melancólicos.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Busque en internet un análisis sobre este relato. Y gracias a ti comprendí el final. Que ingenua fui al no verlo tan claro.
    Gracias por tu ensayo.

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